Necesidades Básicas Insatisfechas

En Ecuador, el INEC monitorea la pobreza a partir de cinco indicadores; uno de ellos es el de necesidades básicas insatisfechas (NBI). Se trata de una técnica para cuantificar la pobreza que se calcula a partir de cinco dimensiones que miden privaciones asociadas a la capacidad económica, acceso a educación básica, calidad de la vivienda, acceso a servicios básicos y hacinamiento (número de personas por dormitorio) (Serrano 2017).

Según la Organización de Naciones Unidas, la pobreza es una condición que se caracteriza por la privación severa de necesidades básicas humanas: acceso a alimentos, agua potable, salud, vivienda, instalaciones sanitarias, educación e información (ONU 1995). A pesar de que las NBI no abarcan todas las dimensiones de pobreza propuestas por la definición, este indicador multidimensional es ampliamente utilizado en Latinoamérica para caracterizar patrones de pobreza y analizar la disponibilidad de condiciones mínimas de vida (Costa 2013). En este contexto, se ha relacionado al monitoreo de las NBI con el indicador ODS 1.4.1, “Proporción de la población que vive en hogares con acceso a servicios básicos”.

A nivel nacional, se observó una tendencia a la disminución de la pobreza caracterizada por NBI entre 2008-2017, cuando pasó del 47% al 31,8%; sin embargo, aumentó a 33,5% en 2018 (INEC 2018). Además de que se observa la misma tendencia en las áreas urbana y rural, es preciso destacar la importante diferencia entre estas ellas. En áreas rurales, la pobreza por NBI pasó de 77,4% a 56,1% entre 2008 y 2017, y subió a 59,5% en 2018, mientras que en áreas urbanas pasó de 31,5% a 20,5% entre 2008 y 2017, y subió a 21,4% en 2018 (INEC 2018). Adicionalmente, existe heterogeneidad al visualizar la distribución de NBI en las parroquias del país. Existe una mayor prevalencia de necesidades básicas insatisfechas en la Costa y Amazonía, en comparación con los Andes.

Sin embargo, en los Andes también existen agrupamientos importantes de parroquias con alta incidencia de pobreza por NBI en los valles interandinos y páramos de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo, y en el piedemonte de Zamora Chinchipe, Morona Santiago, Pastaza y Napo. Los Andes del centro y el sur de Ecuador se han caracterizado como zonas con persistencia de pobreza asociada a condiciones agroecológicas difíciles para la producción, tales como alta incidencia de sequía y difícil acceso a riego y a tierras con potencial productivo adecuado (Farrow et al. 2005).

El gráfico presenta patrones de pobreza urbana y rural en los estratos de parroquias agrupadas por el ecosistema prevalente. En todas las áreas existe mayor incidencia de pobreza por NBI en zonas rurales, en comparación con zonas urbanas. La mayor incidencia de pobreza por NBI ocurre en los paisajes asociados a bosques siempreverdes en la Costa y la Amazonía; sin embargo, también se encuentran índices altos en varias zonas de la región Andina. Esto se puede observar en el mapa de porcentaje de familias con acceso a electricidad.

Los patrones de extrema pobreza se caracterizaron utilizando datos del Sistema de Información Social del Ministerio Coordinador de Desarrollo Social. En Ecuador se registran aproximadamente 1 680 000 personas en extrema pobreza, categoría establecida por la SENPLADES mediante visitas a hogares de los sectores del país con una alta incidencia de beneficiarios del Bono de Desarrollo Humano, en la que se identifican las condiciones de carencia. La distribución geográfica con base en este indicador presenta una tendencia similar: importantes diferencias entre las áreas urbanas y rurales. Se observa que la mayor incidencia de extrema pobreza en zonas rurales se da en los paisajes de bosques siempreverdes andinos. En los paisajes de bosque siempreverde de la Costa, la incidencia de extrema pobreza es alta en zonas urbanas y rurales (p. ej., en la provincia de Esmeraldas). Las zonas urbanas de bosques secos de la Costa también presentan alta incidencia de extrema pobreza.