Desnutrición Infantil

A nivel mundial, la desnutrición ha sido una de las principales amenazas para millones de niños y niñas. Ha condicionado el desenvolvimiento óptimo a lo largo de su vida, lo que influencia a su vez diversos aspectos socioeconómicos de sus países. Según un reporte de UNICEF, el mundo cuenta con suficientes alimentos para cubrir las necesidades de toda la población. Los problemas radican en la distribución y la falta de acceso efectivo a alimentos, en la desigualdad de oportunidades y de acceso a educación y salud, y en prioridades de política pública que no incluyen componentes de equidad (Wisbaum 2011). En Ecuador ha existido una tendencia a la disminución de la incidencia de la desnutrición infantil. En el período 1990-2011, se registró una disminución en menores de cinco años del 41% al 23% (ODNA 2012).

La meta para la Agenda 2030 es, a través del indicador 2.2.2, disminuir la prevalencia de desnutrición en menores de cinco años. El Ministerio de Salud del Ecuador realiza un monitoreo permanente de varias patologías, entre ellas los casos de desnutrición, mediante la Dirección Nacional de Vigilancia Epidemiológica. En este Atlas se han considerado los diagnósticos finales de desnutrición aguda severa y desnutrición aguda moderada en niños de cero meses a cuatro años. Ambas condiciones requieren atención médica inmediata y ponen en peligro la vida de quienes la padecen (Wisbaum 2011).

El mapa presenta los casos reportados para estas dos condiciones en el período 2016-2018. Se observan algunas áreas de mayor incidencia en la Costa y la Amazonía. Sin embargo, es difícil establecer comparaciones debido a que no existe información actualizada sobre población infantil desagregada a nivel de parroquias. Agrupados a nivel de estratos por ecosistema, la incidencia de estos casos es más elevada en los bosques secos y los bosques siempreverdes de la Costa, y en los bosques siempreverdes andinos.

Una inadecuada nutrición en los niños tiene como consecuencias el retraso en el crecimiento, deficiencias en el rendimiento escolar y en la productividad, e insuficiencias en la resistencia a enfermedades, lo cual conlleva efectos negativos e incluso irreversibles en el desarrollo y el desempeño escolar, intelectual y psicomotriz (Larrea 2006). Según un análisis enfocado en los Andes del Ecuador, las zonas críticas en cuanto a desnutrición crónica corresponden a territorios de comunidades indígenas, que se corresponden con los mayores índices de pobreza extrema. Este patrón puede estar vinculado a la composición de la dieta, la cual en las áreas rurales andinas tiene un bajo contenido de proteínas y se basa principalmente en carbohidratos, a diferencia de las zonas costera y amazónica, en donde existen fuentes de proteína a bajo costo (p. ej., provenientes de la pesca) (Larrea 2006).

Paradójicamente, los índices más altos de desnutrición afectan a aquellos grupos poblacionales, como los indígenas, que se encargan de la producción del alimento para el abastecimiento nacional. El trabajo para alcanzar el ODS 2 (“Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”) requerirá de soluciones estructurales, como dotar de medios de producción y comercialización adecuados a los productores, que permitan incrementar el acceso a alimento suficiente y nutritivo, y un modelo productivo que balancee el mercado, el autoconsumo y la diversificación de la dieta.