Acceso a agua potable

El acceso adecuado al agua y al saneamiento ha sido reconocido por las Naciones Unidas como un derecho esencial para la realización de todos los derechos humanos (ONU 2010). La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ONU 2015) incorpora un objetivo específico (el número 6) que busca garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. Las metas son lograr acceso universal y equitativo al agua segura para beber y a servicios de saneamiento e higiene adecuados, con énfasis en las poblaciones vulnerables. En Ecuador, el acceso a fuentes mejoradas de agua se incrementó del 74% en 1990 al 87% en el 2015; es uno de los 174 países que alcanzó esta meta a nivel internacional (Molina, Pozo y Serrano 2018).

A pesar de ello, sigue habiendo importantes diferencias entre zonas urbanas y rurales; para el análisis del suministro de agua potable, es necesario visibilizarlas de forma adecuada. El mapa muestra, a nivel parroquial, el porcentaje de viviendas con acceso a servicios de agua potable según el censo poblacional del año 2010. Es evidente la brecha de acceso de las parroquias de la Amazonía y de un número importante de parroquias de la Costa. Se observa, además, la heterogeneidad con respecto a los Andes, en donde las parroquias con mayor acceso al servicio generalmente coinciden con las mayores urbes o zonas aledañas. En general, las zonas rurales se encuentran en desventaja en el acceso a agua potable.

Un dato importante para entender el estado de su provisión está relacionado con la información sobre su calidad. Según el Informe Nacional para la Gestión del Agua, en 1996 la mortalidad infantil se relacionaba directamente con problemas ocasionados por la calidad del agua (Galárraga 2000). Los mayores problemas de contaminación se presentan en los ríos cercanos a las áreas urbanas del país, debido a las deficiencias en el tratamiento de aguas servidas. Esta realidad cobra gravedad cuando el agua de estos ríos es utilizada con fines de riego para la producción de alimentos en las parroquias rurales cercanas a las urbes.

En los Andes, el acceso a agua potable a nivel parroquial es, en promedio, menor en zonas de bosque seco andino y bosque siempreverde andino que en zonas de arbustal y páramo. Esto último está asociado a la mayor presencia de centros urbanos en los valles interandinos.