Demanda de agua para riego

El agua es considerada como el recurso natural cuya cantidad y calidad son determinantes para el normal desenvolvimiento de la vida y sus ciclos, para garantizar la sostenibilidad económica y social de la población y, en definitiva, para su supervivencia. Así, conocer las características hidrológicas del país y monitorear el estado actual del recurso es fundamental para entender los procesos naturales y los impactos ocasionados por actividades humanas que afectan su disponibilidad y calidad. De esta manera se podrán tomar decisiones acertadas sobre su uso sostenible.

De acuerdo al tipo de uso y a la posibilidad o no de que el agua utilizada en determinada actividad humana vuelva a la fuente inicial, se identifican dos situaciones: (1) el agua utilizada no regresa a la fuente inicial o lo hace en condiciones distintas a las iniciales —lo que se llama “usos consuntivos”—; y (2) el agua utilizada vuelve a la fuente inicial. De acuerdo a esta clasificación, prácticamente todas las actividades humanas tienen un uso consuntivo que afecta la cantidad y calidad del agua que se requiere para el mantenimiento de la vida.

Se estima que el 81% del consumo de agua en Ecuador corresponde a usos agrícolas (riego, ganadería y acuicultura) (FAO 2016). Al ser un uso consuntivo, el riego, por ejemplo, es una de las actividades que más afecta tanto la cantidad como la calidad del agua disponible. A pesar de los impactos asociados, constituye una actividad indispensable para garantizar la producción suficiente de alimentos. Las pequeñas unidades campesinas son las encargadas de generar, de acuerdo al tipo de producto, entre el 50% y el 91% de los alimentos para el abastecimiento del país (Chaveau, Taipe y Gangotena 2012). El agua de riego presenta una alta concentración: el 88% de usuarios son minifundistas que sin embargo tienen concesiones de entre el 6% y el 20% de los caudales totales, mientras que entre el 50% y el 60% del caudal total está concesionado a grandes operaciones agropecuarias (Galárraga 2000).

Las diferentes condiciones agroecológicas del Ecuador generan diferencias en los sistemas de riego en la Costa, los Andes y la Amazonía. En la región Litoral, el tipo de riego depende del cultivo al que se suministra: las plantaciones de productos de exportación, por ejemplo, poseen generalmente sistemas tecnificados con equipos de bombeo que extraen el agua de quebradas, ríos y/o pozos. Otros tipos de cultivos requieren menor inversión, con bombas de mediano costo o desplazamiento del agua por gravedad. También existen prácticas ancestrales de construcción de albarradas en las se acumula agua durante la época de lluvia para utilizarla durante el estiaje (Galárraga 2000). En los Andes, el sistema de riego está usualmente constituido por infraestructura de captación y transporte mediante acequias (canales), generalmente sin revestimiento que los impermeabilice. Esta infraestructura es en su mayoría rudimentaria (Galárraga 2000).

En regiones en que la pluviosidad es baja y el acceso a agua de riego es limitado, los principios de la producción agroecológica constituyen un gran aporte. En efecto, ciertas prácticas son más eficientes que otras en el aprovechamiento del agua y en conservar la humedad en el suelo. Las curvas de nivel, el uso de mulch (cobertura vegetal) y la implementación de sistemas de captación de agua han demostrado ser muy eficientes (Fundación Heifer Ecuador 2014)

De acuerdo al Banco Nacional de Autorizaciones de Uso y Aprovechamiento del Agua de Senagua, hasta noviembre de 2018 se habían registrado 65 408 concesiones para riego clasificadas como vigentes a nivel nacional. El mapa muestra el número de captaciones para riego por parroquia; es evidente la importancia de los Andes para la actividad productiva agropecuaria. El gráfico presenta el número de captaciones por ecosistema, diferenciadas por su ubicación en captaciones en áreas de ecosistemas remanentes (bosque y páramo) y concesiones en áreas de producción agropecuaria. Se puede observar que muchas captaciones en bosque siempreverde andino, arbustal andino y páramo se encuentran en mosaicos agropecuarios, lo que resalta la importancia de mantener y recuperar las funciones ecosistémicas necesarias para proteger los caudales hídricos en los Andes.

Si bien existen 65 408 concesiones registradas, nuestro análisis consideró únicamente aquellas que tenían registro de coordenadas geográficas y cuya ubicación coincidía con el dato de provincia proporcionado. La base de datos resultante contiene 40 956 registros.