Páramo Remanente
El páramo es “un ecosistema natural que se encuentra entre el límite superior del bosque y el de las nieves perpetuas, en la alta montaña tropical” (Llambí et al. 2012). Podemos encontrarlo en Venezuela, Colombia, Ecuador y el norte de Perú. En Ecuador, el páramo inicia aproximadamente a partir de los 3 500 metros de altitud; en las montañas y las zonas bajas aledañas, constituye el mayor proveedor de agua (Buytaert et al. 2006). El área contigua más importante de páramos en el país se encuentra en la cordillera Oriental (Quintero 2010).
Uno de los principales servicios ecosistémicos del páramo es la regulación del ciclo hidrológico, por su capacidad de almacenar agua en el suelo durante la época lluviosa, para posteriormente liberarla lentamente durante la época seca (Quintero 2010). Lo logra principalmente por los altos contenidos de materia orgánica en el suelo, que de hecho constituyen un enorme reservorio de carbono (Buytaert et al. 2006). En ciertas áreas de humedales de páramo, se han encontrado contenidos de carbono de 1 300 ton/ha, lo que resalta su importancia y sensibilidad a procesos de cambio climático y de cobertura y uso de la tierra (Hribljan et al. 2016).
El páramo también aporta al mantenimiento de la calidad química del agua, a la reducción de la cantidad de sedimentos y a la recarga de agua subterránea. Además, es el ecosistema de mayor diversidad y endemismo de las altas montañas en el mundo (Cuesta et al. 2014): alberga aproximadamente 5 000 especies de plantas, 60% de las cuales son endémicas (Buytaert et al. 2006). En este contexto, la extensión de los páramos (y su cambio en el tiempo) puede utilizarse de forma directa para monitorear el indicador ODS 6.6.1: “Cambio en la extensión de los ecosistemas relacionados con el agua con el paso del tiempo”.
La agricultura, la ganadería, las plantaciones de pino, el turismo no planificado y la quema de vegetación son las principales actividades antrópicas que generan impactos en el páramo y los servicios que presta (Buytaert et al. 2006). Entre 1990 y 2016, se han perdido 51 000 hectáreas. Al 2016, la remanencia promedio en parroquias con prevalencia de páramo es de 46,1%. Dada su importancia en la provisión de agua, la regulación del ciclo hídrico y otros servicios ecosistémicos, estos remanentes deben contemplarse a nivel nacional para la planificación territorial y de gestión del uso del suelo en todas las parroquias con presencia de páramo, y principalmente en aquellas cuyo remanente es superior al 50%.